domingo, 22 de marzo de 2015

10 consejos para un PAS

He leído estos consejos para PAS en inglés en este artículo de Margarita Tartakovsky y no he podido evitar hacer una adaptación traducida, ya que ciertamente aún es difícil encontrar este material en español. Son consejos generales, guías orientativas, que pueden inspirar o invitar a la reflexión a cada persona.

1. Establece rutinas antes y después de acostarte
Por la noche, una o dos horas antes de ir a dormir, desenchufa aparatos electrónicos y sumérgete en actividades que te aporten calma y sosiego, por ejemplo un libro inspirador, edificante. Mantén también el sosiego por las mañanas. Disfruta de al menos 30 minutos centrados en ti, practicando yoga o meditación. También puede ser leyendo la prensa o algún libro, etc.





2. Identifica tus “detonantes”
Todos los PAS son diferentes entre sí, por lo que es importante que determines cuales son tus “detonantes”, aquellos que más te estimulan y provocan incomodidad. Hay algunas PAS que no soportan el ruido pero otras lo encauzan o controlan mejor, incluso un sonido ensordecedor. Igualmente, algunas personas que no soportan películas de miedo o violentas y a otras este tipo de cine les encanta.

3. Planifica
Si tu sensibilidad se orienta hacia los ruidos o las multitudes, evita asistir a estrenos los sábados por la noche o comer fuera en horas punta. Puedes ir a una sesión anterior o ir entre semana, ir al restaurante a una hora cuando no esté tan repleto.

4. Trabaja esos detonantes
Planificar, como se expresaba en el punto anterior, no significa evitar las actividades que te gustan. Por ejemplo, te puede gustar viajar, pero viajar puede ser ruidoso y estresante. Para compensarlo, ponte música relajante en tu mp3, incluso usando auriculares en forma de orejera, eso te ayudará a aislarte de las fuentes de estímulo. También intenta por ejemplo reservar las habitaciones en las plantas altas del hotel, donde los niveles de ruido desde la calle suelen ser inferiores. En casas con muchas personas que producen mucho ruido, puedes hacerte con un aparato que produzca sonidos uniformes y agradables, tales como la lluvia, una cascada o la brisa (en inglés se les conoce como “white noise machine”). Si ese ruido también te molesta, puedes hacerte con alguna música relajante para escuchar en auriculares.

5. Investiga lo que te estresa y establece soluciones
Si estás en un trabajo que te produce mucho estrés, pregúntate por qué estás ahí y estate abierto a todas las opciones. Un cambio de trabajo o de condiciones te puede reportar mejoras de salud a través de un menor estrés.

6. Recuerda lo que tienes de positivo
Aunque seas consciente de que ser PAS no es nada malo, puede que te sientas mal con facilidad por sentirte sobrepasado por cosas que a la mayoría no le afecta. Te puedes llegar a sentir muchas veces con vergüenza, débil o rara.
Pero sobra decir que los PAS tenemos muchas cualidades positivas, incluyendo la creatividad, la consciencia, una capacidad profunda para captar detalles y apreciar el arte, etc. Cualidades muy positivas que no debes olvidar ni menospreciar.

7. Tómate descansos
Los descansos son muy importantes, no pueden ser solo cuando no haya nada más que hacer, sino que debes dedicarle tiempo. Puedes escaparte al menos una vez por semana de la rutina: disfruta del campo, la montaña, la playa … si vives en la ciudad, visita los parques, o disfruta de algún masaje. Añade sosiego en tus rutinas con actividades como por ejemplo la aromaterapia, etc.





8. Comprométete con un ejercicio suave
Yoga, taichi, pasear … Si vas al gimnasio, acude a algún gimnasio que no sea muy ruidoso o llévate auriculares. El ejercicio será mejor antes de las 19h, de forma que el sistema nervioso disponga de al menos un par de horas para relajarse. 

9. Exprésate
Las no-PAS sencillamente no perciben los ruidos, olores fuertes u otros estímulos  que te podrían estar molestando, por lo que no dudes en manifestarlo. Puedes decirle  a tus compañeros de trabajo que no hablen tan alto al teléfono, etc. Practica la asertividad: acepta que te molesten esas cosas y que tienes derecho a solicitar para que disminuya la estimulación.



10. Si estás yendo a terapia...
... mejor con alguien que tenga un mínimo de conocimiento sobre la alta sensibilidad. La mayoría de los psicólogos ya están afortunadamente familiarizados con la alta sensibilidad. No se trata de abordar la alta sensibilidad en sí misma, ya que NO es un defecto, sino de entender las lesiones emocionales y las herramientas que necesitas de forma integrada con tu rasgo. 

domingo, 8 de marzo de 2015

10 razones de por qué Madrid puede ser una ciudad difícil para una Persona Altamente Sensible

Las razones van referidas a Madrid, pero podrían aplicarse a cualquier ciudad grande, donde como en un hormiguero, millones de vida se afanan cada día de trabajar, comprar, vivir y de alguna manera sobrevivir. Podría ser Tokio, Nueva York o Londres, pero hablaré de Madrid. Y un Madrid, quizás el más común y por ello también muchas personas en España sentirán que algunos puntos se pueden extrapolar a sus ciudades.



1. El ruido
La alta tolerancia al ruido se relacionan con regiones que disfrutan de muchas horas de luz y sol, ya que la diversión de traslada fácilmente a la calle. Los decibelios en Madrid son altos y lo peor es que se ve con benevolencia: el ruido es sinónimo de fiesta, de diversión y el silencio, o la mera calma, de aburrimiento. Música alta, fiestas de vecinos, gritos y bocinas ... Esta generación continua de estímulos puede conllevar a cansancio y agotamiento en una persona altamente sensible.

2. La falta de espacios abiertos
Apenas hay plazas realmente grandes en Madrid ni sitios muy abiertos donde contemplar el horizonte o disfrutar del cielo. En un país cuyas mayores empresas son constructoras, Madrid como capital está desembocada a tener mucho cemento. Madrid tuvo plazas que ya no existen porque en ellas se construyeron bloques de viviendas y de paseos anchos y arbolados que no interesaban y ahora son asfalto. El “metro cuadrado” en Madrid es un tesoro y raramente se respeta “el espacio por el espacio”, sobretodo cuando poner un ladrillo implica beneficios económicos. 

3 . Las multitudes
Relacionado con el anterior punto, la falta de espacio provoca que a menudo Madrid resulte una ciudad de multitudes andando por avenidas estrechas y calles densamente transitadas. Este hecho mantiene un trato culturalmente positivo, manifestado en el dicho popular “vamos a donde está la gente”. En una ciudad donde viven millones de personas este punto puede resultar evidente, si bien la peculiaridad de Madrid incide en su peculiar urbanismo y entramado. Berlín, París o Lisboa son también ciudades grandes pero por su urbanismo y gestión del espacio, la sensación de multitud está más diluido.





4. Las distancias
En Madrid la distancia media es de una hora: una hora para ir al trabajo, una hora para llegar al centro, una hora para quedar con alguien … Y esto genera estrés, prisas... que es fácilmente contagioso. Todo el mundo siempre llega tarde, nunca va con suficiente tiempo. El tiempo es siempre todavía, todo es siempre para ayer. No hay muchos huecos para la calma, para la pausa, para el descanso. Este estrés se amplifica en una persona altamente sensible que aún no haya integrado su rasgo y se exija seguir el ritmo frenético de la ciudad.


5. El transporte 
Apretados en hora punto en los vagones de metro o en los autobuses, el espacio personal que nos rodea se pierde y solo queda esperar que llegue nuestra parada final. Mientras tanto, sonidos, olores, roces, caras de enfado, empujones, agobios …. acompañan. La pérdida del espacio personal y la acumulación de una energía y la sobreestimulación inciden directamente en el estrés.




6. Los bares
Gritar para poder conversar a pesar de estar al lado, espacios reverberantes donde el ruido se propaga y aumenta, suelos llenos de servilletas y huesos de aceituna, bares pequeños y apretados … El bar tradicional, el apodado de toda la vida está lejos de ser un lugar sereno y acogedor, pese a la adoración que muchas personas profesan hacía de ellos como algo "castizo". Se convierten en un semillero de sobrestímulos que pueden provocar mucho estrés y por tanto cansancio en personas altamente sensibles.


7. La naturaleza
Madrid tiene parques muy conocidos, pero también peca de innumerables calles sin árboles y plazas sin verde, sepultadas bajo losas de cementos: la Puerta del Sol, Callao, la Plaza del Colón, etc. Sí, el Parque del Retiro es muy bonito, pero el día a día no se vive en El Retiro. Los árboles, en cambio, aportan armonía, paz y sosiego. Afortunadamente, el cambio propuesto en la Plaza de España puede ser un cambio de ciclo a la hora de generar espacios "altamente sensibles" en la ciudad.


8. Las tapas
¿Las tapas? Sí, y me explico. La informalidad de las tapas, que tiene su parte beneficiosa y creativa, supone para una persona altamente sensible la metáfora de una forma de socialización predominante en Madrid: bares ruidosos, conversaciones superficiales, grupos grandes de desconocidos, comer de forma ajetreada, mesas pequeñas, prisas para cambiar a otro sitio... Las tapas mantienen un poso de ser una comida temporal y breve, pero a la vez caótico y desordenado.





9. Lo castizo
La ciudad física existe como tal con sus plazas y sus calles, pero todo viene respaldado por una forma de ser en la que es muy posible que una persona altamente sensible no se sienta del todo ni comprendida ni acogida. La cultura predominante, lo conocido como "lo castizo", puede agudizar la sensación de bicho raro si no se participa a través de las formas de socialización habituales. Formas clasificadas como “tradicionales”, asimilando que lo entendido colectivamente como “lo tradicional” no puede ser malo. Esto obliga a que una persona altamente sensible supere el conflicto a través de una revisión personal de como participar en una ciudad, aunque esto implique la sensación de nadar contracorriente a la mayoría.


10.
 Individualización
Este punto se relaciona con todos los anteriores pero va un paso más allá. Madrid, ciudad con cierto peso económico, es un destino para muchas personas que desean prosperar o conseguir escalafones más altos en su profesión. Esto incide, resumiendo, en dos aspectos: Madrid como zona de paso, de tránsito,  y no para quedarse y crecer en ella, y Madrid como concentración de individuos que no buscan la ciudad (venir a Madrid por vivir en Madrid) sino la consecución de sus objetivos. En esta ciudad existe un número elevado de individuos que disfrutan de la ciudad sin “hacer ciudad” y cuyo único motivo de residir en Madrid es conseguir “algo a cambio”. ¿Y esto qué implica de forma más profunda? Vínculos afectivos débiles, despreocupación por una mayor calidad de vida, una visión más materialista de la ciudad, etc. Las personas altamente sensibles deben buscar su propio espacio y hueco en la ciudad.